El otro día fui a la playa.
Me encanta ir incluso si no es verano.
Clave mi sombrilla, extendí mi toalla, me eche mi crema protectora, etc.
Encima el agua estaba en calma, y había nada más que 2 personas por ahí.
Un plan perfecto a solas, en contacto con la naturaleza.
Pero me acerco a la orilla para meterme, ¿Y qué descubro?
¡Estaba supersucia!
Claro, en esta época ya no pasa la barca del ayuntamiento que limpia el mar.
Y me dio mucho coraje…
Todo parecía tan ideal…
¿Qué hice entonces?
- Podría seguir cabreada y maldiciendo…
- O podía cambiar el chip, y ver cómo solucionar esa situación…
Pensé que sería buena idea ir a otra playa, pues lo mismo solo estaba sucia ahí.
Pero mientras trataba de tomar esa decisión, miré al mar y me dije:
– Bueno, tampoco es para tanto. Puedo apartar lo que hay y meterme.
Al instante, me di cuenta de que me estaba autoconvenciendo para no irme de ahí. (La famosa zona de confort).
Eso lo llaman resistencia a los cambios.
Surge muchas veces en nuestra vida cuando nos resignamos.
Pero, ¿Sabes qué provoca eso?
Frustración y enfado.
Mientras que si llevas las famosas riendas de tu vida, aumentas la confianza en ti y te empoderas.
Si, mira:
Nos creemos que es necesario hacer cosas muy «grandes» para tener más seguridad en nosotras mismas.
Pero en realidad, nos venden la moto con decenas de situaciones que son difíciles de afrontar de la noche a la mañana…
Y eso, la verdad, provoca más miedo, y paraliza…
Pero tomar poco a poco pequeñas decisiones, es algo más fácil de asumir para nuestro cerebro.
¿Cuál tome yo en la playa?
Aunque no me apetecía mucho volver a meter todas las cosas al coche, y poner rumbo a otra, fue lo que hice al final.
Porque sabía que si no, iba a estar de malhumor todo el día.
Y «echándole» la culpa al ayuntamiento, ja, ja, ja. (Es lo que hacemos, «responsabilizar» a otro para tener una excusa que creemos es válida y no sentirnos «mal»).
Hay cosas que no dependen de una.
No puedo evitar el agua sucia.
Pero si puedo irme de ahí.
Ya sabes que me gusta poner ejemplos cotidianos, porque pienso que así «se quedan más las cosas».
Pero, sucede en otras situaciones más importantes, claro:
– Como estar en un trabajo que no te gusta.
– Seguir con una pareja por costumbre.
– Estudiar algo que ni fu ni fa.
– Quedar con gente que ya no te aporta.
– O incluso ver una peli que no te apetecía, o compartir tu pizza cuando tenías más hambre que un perrillo en la puerta del súper…
Haz con esta información lo que veas…
Pero son decisiones que tomas, que crees que están «bien». … Aunque hay algo dentro de ti que te dice que ese no es el camino…
Como decía Albert Einstein:
«Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo».
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