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Deja de leer frases motivadoras

    ¿Quizás te haya sorprendido que te diga esto?

    ¿No se supone que «tenemos que estar siempre felices, contentas y positivas»?

    Parece que últimamente la gente se ha obsesionado porque esto sea así.

    Lo cual si te paras a pensar es toda una presión social que no tiene sentido.

    Lo primero:

    La vida no es un camino de rosas, con un arco iris al final

    donde te espera la felicidad eterna.

    Cuanto antes aceptes esto, mejor te va a ir en tu vida.

    Sin expectativas y siendo realistas.

    Con ello tampoco quiero decir que sea una nube negra lloviendo encima de tu cabeza.

    A mí la vida me encanta, me siento afortunada de estar aquí.

    Pero se podría asemejar más bien un encefalograma con subidas y bajadas, al igual que la Bolsa.

    Situaciones, emociones, que van y vienen.

    Unos días tendrás días peores y otros mejores. Esto es así.

    Si comprendes tus emociones, y sabes gestionarlas, ya serás más feliz que mucha gente que aún sigue pensando en cuentos de hadas.

    Si te digo que dejes de poner frases motivadoras en tu estado de WhatsApp o redes sociales, y que dejes de leer libros de autoayuda o de ver videos de crecimiento personal, es por una razón:

    Hoy en día estamos saturadas de información.

    Además, mucha es gratis, por lo que es más fácil acceder a ella.

    Yo soy la primera que ha pasado por el síndrome de Diógenes. En mi caso eran libros, porque me encanta leer.

    Pero un día me di cuenta de algo.

    Te lo muestro con un ejemplo.

    Al leer una frase motivadora, impactaba en ti de forma positiva.

    Te decías:

    – Oye que chula está, me encanta.

    O al ver un video, o terminar el capítulo de un libro, había cosas que llamaban la atención.

    Sin embargo, una vez que te ibas de esos lugares de paz instantánea, -pero fugaces-, volvías al ajetreo de tu vida diaria.

    A lo mejor de manera inconsciente lo que viste o leíste se quedó anclado a ti sin que te dieras cuenta.

    Pero lo más probable es que si no empiezas a integrar información que te puede servir en tu día a día para ayudarte y hacerte la vida más fácil, acumular teoría no sirve de mucho.

    Si te apuntaste a mi newsletter, recibiste un mail de bienvenida. Y en este unas frases que te recalque:

    «Si a lo largo de los mails que te envío no compensan el tiempo que vas a perder leyéndolo: será culpa mía. Pero si hallas ideas que valen la pena, el mérito es tuyo. En cualquiera de los dos casos te agradezco tu predisposición para aprender».

    Mira, ojalá que mis correos sean como pequeñas huellas que se quedan en la orilla de la playa al pasear.

    Pero sería arrogante pretender algo así.

    Verás porque te lo digo: 

    Tengo a un vecino al que su médico siempre le decía que debía de beber menos, moverse más y comer más sano… Por su salud.

    ¿Crees que le hizo caso?

    No.

    Sin embargo, los pronósticos se cumplieron, aunque por suerte solo fue un pequeño susto.

    Pero lo suficiente como para a partir de ese momento hacerle caso a su médico.

    «Verle las orejas al lobo» fue lo que le hizo moverse.

    Y hablando de moverse, dicen que cuando tienes acceso a información gratis aunque sea relevante, no se le presta mucha atención, porque tendemos a disminuir su valor.

    Por lo tanto, no nos ponemos en acción.

    Ojo a este curioso experimento: 

    Una vez un famoso violinista se puso a tocar en la estación de un metro de Washington. 

    Apenas algunas personas le echaron unas monedas.

    Cuando en realidad al hacer conciertos, sus entradas no son precisamente baratas…

    Aprovecha todo lo que tengas a tu alcance, incluido lo gratis si te aporta a tu vida.

    El caso es que si estás apuntada a mi newsletter desde hace tiempo, hemos hablado de bastantes temas:

    • Desde empezar a priorizarte en tu vida.
    • Dejar de compararte con otras personas para tener un mejor autoconcepto de ti misma.
    • Cuestionarte las creencias que te limitaban.
    • Darte cuenta de tus habilidades
    • Fijarte de donde venían tus miedos.
    • O qué recursos usar en esos días que todas tenemos alguna vez que son más grises…

    A estas alturas seguro que no hace falta que te diga que para que ocurran cosas, hay que hacer cosas.

    O como dijo Einstein:

    «Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.”

    PD. Decirte que no leas más frases motivadoras o libros de autoayuda es un poco en broma. Todo eso esta bien si te apetece, pero para resultados, y aunque resulte obvio: Hace falta pasar e la teoría a la práctica.

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